II Salón de Arte Contemporáneo René Valdés

René Valdés Cedeño

II Salón de Arte Contemporáneo René Valdés Cedeño

Una muestra en tiempos difíciles

Llegó octubre con sed de aguaceros y propuestas revitalizadoras para el arte oriental. La galería René Valdés Cedeño se vistió de gala en un camino fragoroso y prestigió a quienes por allí pasaron. Aunque las propuestas recibidas fueron las correspondientes a 25 creadores de la región comprendida entre Camagüey y Guantánamo, no se dudó en acometer un evento que respondiera a los márgenes actuales dentro del campo artístico cubano. De poéticas y discursos podría ser el alcance de este certamen que tuvo temática libre y un espacio restringido a los límites galerísticos. La Fundación Caguayo para las Artes Monumentales y Aplicadas llevó a cabo, por segundo año consecutivo y a partir de ahora de manera bienal, una exposición competitiva que sirve de termómetro para evaluar la temperatura del Arte en este lado de la isla y potenciar la creación. Gracias a estos esfuerzos se convierte la galería René Valdés
en la primera del Oriente de Cuba en ser mapeada y posicionada para la plataforma digital de arte cubano Artemorfosis.

Dieciséis artistas y veintiuna obras quedaron finalistas en un contexto en el que la creación se muestra con un lenguaje plural e inclusivo. Existen momentos en los que se pueden encontrar poéticas de nostalgia creativa y/o de realidad inmediata.
Asimismo, aparece una exploración y explotación del soporte artístico a través de cualquier medio, además el concepto sirve como plataforma para el hecho artístico. De acuerdo a estas directrices el Consejo Provincial de las Artes Plásticas premió la obra: Matriz de Sensaciones, del bayamés Juan Luís Maceo Núñez. Se trata de una fotografía impresa sobre lienzo que nos remite al erotismo de un Robert Mapplethorpe, unido al juego con los volúmenes en su inalienable formación como escultor. El reconocimiento de la Asociación
Hermanos Saíz fue para: La Espera, del santiaguero residente en la Habana, Frank Lahera O’ʹCallaghan.

Esta obra es otra fotografía digital de un marcado sabor a surrealismo tropical y deudor de los principios de Salvador Dalí. En esta ocasión sobrevino una coincidencia; los premios colaterales del Fondo Cubano de Arte Joven y la plataforma Artemorfosis apostaron por: Cara a Cara, del joven camagüeyano Edel Alejandro Fonseca Olivera (también obtuvo una mención). La especialista Pilar Vázquez apunta sobre la obra: “(…) con un notable dominio del dibujo, el artista articula un discurso incisivo y de singular vuelo metafórico
acerca de temas esenciales del devenir humano: el ciclo de la vida, la búsqueda de la felicidad, el misterio de la muerte (…)”. La segunda mención del jurado presidido por el maestro Alberto Lescay Merencio, Premio Nacional de Artes Plásticas, 2021, fue para: Saturno devorando a sus hijos, de la reconocida artista santiaguera Gretell Arrate.

Esta es una instalación que la libera de su área de confort dentro de la creación y denuncia uno de los mayores problemas de la contemporaneidad: la contaminación ambiental. Sin lugar a dudas llegó el Gran Premio: En busca de Arturo. En esta obra la escultura de la imagen mariana, en bronce fundido, se complementa con la imagen de Cuba pendiendo de la punta de la espada, dentro de una urna de madera y cristal. René Noa decidió insistir y su persistencia trajo frutos muy dulces. La pieza se convirtió en la reina de la noche y está ubicada en el corazón del Salón. Demostró que siempre se puede renovar el arte a partir de elementos y técnicas tradicionales.

El II Salón de Arte Contemporáneo “René Valdés Cedeño” es un hecho urbano que mira a la ciudad, a sus problemáticas y costumbres. Aun cuando fue una convocatoria amplia no hubo propuestas realizadas desde lo rural o sobre temas que atañen al campesinado cubano, lo cual deja un tanto de sinsabores dentro de nuestra tradición artística. Entonces podríamos preguntarnos: ¿Qué propone
dicho evento dentro del desarrollo de la plástica oriental?

Sería una falacia pretender que aquí se muestre un inventario de las más novedosas creaciones de la contemporaneidad. Pues el resultado también tiene que ver con los modos de hacer y la cantidad de artistas que se presentaron al concurso. Siempre existen producciones que quedan fuera, ya sea por decisión personal de los artistas o por compromisos laborales en momentos de desánimo creativo. Sin embargo, lo importante es no dejar de abonar el camino.

La curadora y crítica de arte Dannys Montes de Oca advierte que en última instancia “lo que diferencia a un Salón de otro es quién lo promueve y la relación de este con un aspecto parcial o total de la cultura, así como la dinámica cultural que ello genera” (De los
Salones y los Espejos, 2018, pág. 54). Aunque debemos tener en cuenta que esto sí ayuda a reconocer algunos de los resultados del evento en el plano cualitativo.

Desde el punto de vista organizativo y museográfico se debe partir de la máxima de que el espacio como contenedor de significado y significantes habla o dicta leyes que influyen en la visualidad; aspecto vital a tomar en cuenta para la ejecución del montaje. De
este modo es evidente al apreciar la convergencia de diferentes conceptos y formatos dialogando en un mismo sitio, sin que esto afecte la lectura de la obra. No obstante, sería bueno en ediciones futuras llevar a otros lugares «artísticos» las expresiones que
respondan al llamado de la galería Extramuros. Las temáticas de variopinto sentido giraron en torno a la cuestión de género, la introspección causada por el sufrimiento, la crísis política y social, las migraciones, la contaminación ambiental y la doble moral.

Asimismo, hubo espacio para la sensualidad y la búsqueda de códigos de nuestra identidad. El arte hecho por jovenes, hasta cierto punto experimental, viene a formar parte de una tradición posmoderna que germinó en Europa y Estados Unidos sobre los años 60’ del
pasado siglo y en Cuba mayormente en los 80’. Está presente en el videoarte, la instalación y fotografía. Sin embargo contrasta, a su vez, con una intención de reivindicar los formatos y géneros ya tradicionales como la abstracción. En ese sentido la idea de no
hacer referencia explícita a la cotidianidad se traduce en momentos altamente expresivos del mundo personal de cada artista, al mismo tiempo no significa un pensamiento análogo.

Puedo afirmar que las dimensiones del actual Salón las tendremos tras el paso de Cronos por los márgenes del arte oriental cubano. Del mismo modo se sumará al concepto y a las conciencias que nazcan de él e influyan en nuestra temporalidad. Cada certamen es diferente entre sí y el gran reto será que la nueva edición sea esencialmente superior a la anterior. ¿Mito o realidad? Ya veremos. Tome el Arte libre albedrío sobre la palestra pública.

MSc. Maciel Reyes Aguilera