Los cambios revolucionarios acontecidos en Cuba, a mediados del siglo XX, trajeron aparejados otra visualidad. El crecimiento de la industria gráfica, las relaciones internacionales, las nuevas construcciones, los eventos de índole diversa, la revitalización del campo editorial y el amplio acceso de la población al mundo de la cultura, propician que el diseño ocupe un papel determinante e influyente, integrándose al cuerpo de la nación en una práctica creadora que invade todo el entorno social del hombre inmerso en una sociedad en trepidante crecimiento y transformación.