INAUGURACIÓN

Ideas propias que aportan belleza y bienestar a nuestras vidas

Ideas en formas, el primer concurso nacional de cerámica utilitaria, es una experiencia que  aúna  la gestión y misión de varias instituciones culturales cubanas: el Museo Nacional de la Cerámica Contemporánea Cubana, la Oficina del Historiador de la Habana y la Fundación Caguayo paras las Artes Monumentales y Aplicadas, en función de estimular puntualmente, desde la disciplina del diseño, el valor formal, conceptual y creativo de productos cerámicos, así como desarrollar la presencia de estos en el escenario nacional.

Siendo la cerámica, en su variedad de soportes matéricos,  una tradición acendrada en el país, el certamen también busca motivar en los creadores, el espíritu de renovación e ingenio que necesitan impregnar en las producciones de factura cubana, para conseguir ubicarse de manera atrayente y acertada, más cerca de la diversidad de gustos, preferencias y necesidades de la vida social.

Con las miras colocadas en el diseño de piezas –acabadas  o en prototipos– pensadas  por hacedores cubanos residentes o no en el país, esta primera convocatoria, propuso movilizar la actividad creadora hacia el  desarrollo de productos con códigos autóctonos, sin desestimar el empleo de elementos innovadores y contemporáneos. Reafirmó, además, la necesidad cardinal de relacionar otros conceptos asociados a la creación y el diseño, tales como identidad cultural, creatividad, funcionalidad y valor estético, si se quiere evolucionar en la esencia vinculante de los productos con los receptores.

A  la vez, ha intentado aceitar algunos de los goznes o al menos explorar algunas de las posibilidades que modulan la importante relación e inserción del diseño con la industria, con el mercado y la sociedad. Ciclo de vital integración sistémica que debe articular –junto a los bienes y valores culturales de nuestra sociedad– el talento, los materiales, la tecnología, la factibilidad productiva y las necesidades humanas nacionales, para lograr completar y visibilizar la utilidad social del diseño en tanto calidad, bienestar, satisfacción de vida, e implementar procesos productivos en serie que reduzcan la distancia de esa declarada condicionante, aún pendiente de solucionar en Cuba: si no llega a las casas, el diseño es invisible.

En atractivas, originales y funcionales formas, las ideas que resultaron finalistas en este inédito certamen nacional –que pretende mantenerse activo con frecuencia periódica– muestran una diversidad objetual con utilidades múltiples. Priman las piezas o conjuntos de piezas asociadas al espacio culinario: tostonera doble, tazones, vajillas para té, café y jugos, copas, botellas, bandejas y recipientes para el servicio gastronómico. También se pueden apreciar objetos de uso más específico como frascos perfumadores y jarrones en diferentes variantes formales; y una propuesta de lozas decorativas destinada al enchape de espejos de agua u otros espacios semejantes.

Junto a la diversidad funcional y la riqueza figurativa, destacan también las acertadas propuestas en la identidad de los productos, que tipifican su posible denominación en el mercado, algunas sencillas soluciones de embalaje personalizado, así como la característica de acoplamiento de ciertas piezas para facilitar su almacenaje y transportación. En todo el proceso creativo es evidente la búsqueda conceptual realizada por los creadores, donde se aprecia la relación y exaltación de referentes con genuina cubanía. Las raíces aborígenes y caribeñas, la exuberancia y endemismo de nuestra flora y fauna, la tipicidad de platos y bebidas tradicionales de la región, las líneas y formas geométricas propias de diferentes estilos artísticos, son fuentes inspiradoras en la creación de estos curiosos ajuares utilitarios.

Así, el colorido vital de nuestros plátanos sirve de pretexto para colorear una original tostonera que permite elaborar el tostón relleno, además de su variante tradicional; un elegante menage de vasijas culinarias recrea la rusticidad de los cascarones de coco y la peculiaridad formal de las pencas de yaguas sugiere la bandeja que las sostiene; encontramos tazas que se inspiran en las espirales de nuestras polimitas o en la composición de un ramillete floral; la forma caprichosa de los corales nos sorprenden dando volumen a un set de jarrones multipropósito; el color terracota y la simplicidad formal de una vajilla para desayuno, nos invoca la herencia de la cultura taína; la tradicional botija cañera se renueva en singulares botellas para servir aguardiente de caña acompañadas de copas con reminiscencias renacentistas; y se juega con los motivos y formas geométricas ya sea para enriquecer detalles decorativos, o componer un conjunto de recipientes que adoptan infinidad de variantes en su disposición estético-funcional.

Ideas en formas viaja por el país desde al pasado año, a través de una muestra expositiva itinerante como resultado del concurso homónimo. Sin dudas, esta primera cosecha de Ideas va dando resultados notables. Además de todo lo expresado, ha brindado la posibilidad a los públicos, no solo de apreciar las creaciones de factura nacional, sino también de despertar el gusto y declarar su marcado interés en adquirirlas para integrarlas a la vida cotidiana. Ideas… despierta, remueve y oxigena el intelecto, el talento y otros potenciales nacionales. Además, nos coloca en actitud propositiva y de renovación constante. Invita a la multiplicación de experiencias similares, frente a los complejos desafíos que debemos vencer como sociedad y país: con luces propias que perfuman la creación y aportan belleza y bienestar a nuestras vidas.

Daimí Ruiz Varela
Especialista Galería Confluencias, Camagüey

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