El pasado 18 de septiembre quedó inaugurada la muestra colectiva Mundos en la galería René Valdés de Santiago de Cuba. La exposición contó con la obra de tres reconocidas artistas santiagueras y formó parte de las actividades programadas para conmemorar los veinticinco años del Sistema Caguayo.
En la aventura imperecedera que es la vida se impone descifrar el acertijo de lo ajeno. Tendremos que pensar entonces en la lectura de lo múltiple, en cómo entender el yo y el otro. La reflexión acerca de la diferencia desentraña lo diverso y, como Alicia ante muchas puertas, reconocemos que cada una conduce hacia un mundo desconocido.
Una vez allí, encontramos un conjunto cuidadosamente dispuesto, creado como acto de establecimiento de un orden ante el caos. Cada arista compone su razón, cada artista es un creador de mundos.
En esta ocasión se abren las puertas de tres mujeres, una trinidad de las artes: Xiomara Gutiérrez, Grettel Arrate y Vivian Lozano. Coincidiendo en el tiempo, pero no en poéticas ni en soportes, las creadoras han establecido sus mundos valiéndose del ámbito artístico de Santiago de Cuba.
Con más de treinta años de experiencia en los terrenos volubles de las artes visuales llegan al día de hoy posicionadas, empoderadas y dispuestas a asumir nuevos retos. Es por eso que se presenta esta propuesta, en la cual se expone parte de los universos de las tres féminas.
De esta manera, se celebran los veinticinco años del Sistema Caguayo, conjunto institucional que navega en la búsqueda por realzar el arte cubano. En esa incesante lucha, impulsa la obra de aquellos en los que prevalece no solo el talento sino la voluntad estoica de la creación como ejercicio del vivir.
Para este primer cuarto de siglo, Caguayo se viste de gala y preconiza el quehacer de tres consagradas, con lo que marca el inicio de una nueva etapa, continuadora de los preceptos fundacionales, pero en la exploración de otros rumbos que potencien el desarrollo de la cultura cubana.
Es cuando Arrate, Lozano y Gutiérrez se presentan una vez más ante su público, con propuestas más experimentales. Obras no expuestas con anterioridad en Santiago de Cuba forman parte de la composición de esta acción curatorial que también fue concebida como acto de creación. Las artistas se lanzan y salen de su zona de confort.
Por un lado, Xiomara se explaya con un conjunto de estructura ascendente, donde los personajes que surgen del vacío oscuro, se elevan de manera apresurada, dramática. Parecen esperpentos, como las almas retorcidas del Infierno de Dante, similares también a las representadas en el Juicio Final por Miguel Ángel. Los escorzos, las torceduras de figuras casi amorfas que se cruzan, resumen parte de la obra de esta artista que ha hecho suyo el secreto de la carne humana para plasmarlo en el barro.
Vivian, por su parte, también hace uso de su consabida especialidad: el grabado. No obstante, abandona los iconos que la han representado en largas jornadas. No hay burros, no hay figuras humanas deformes ni mutiladas. Esta vez son elementos naturales comunes, del día a día.
La artista no pierde la acostumbrada sutileza, el rejuego con aquellos temas que hacen recapacitar. Con sus obras «In-presiones» y «El poder de la intención» alude a circunstancias humanas que solo refleja a través de objetos que conviven con el hombre. Hay pericia técnica, el ritmo sobresale como elemento formal y el color es una novedad.
Finalmente, Grettel, mujer que se reinventa y se adapta al medio en el cual se desarrolla. Esta vez, deleita con fotografías que no han sido expuestas en su ciudad natal. La fotografía de Grettel guarda relación con su obra pictórica ampliamente conocida. Las imágenes también contienen sus colores y armonías. Los rostros de su serie «Carnevale» realzan lo expresionista. Sus protagonistas se transmutan en seres soberbios. El título alude al lavado de la carne pagana, significado original del término.
Así la Galería René Valdés Cedeño, que también celebra su quinto aniversario, le invita, a ser parte de esta experiencia. Caguayo expone los mundos de estas artistas. Un pedazo de cada una de ellas se muestra, la esencia oculta que solo aflora a través del arte y que es la verdad más fehaciente. Como expresó Carpentier: «Cuidémonos de las palabras hermosas; de los Mundos Mejores creados por las palabras. Nuestra época sucumbe por un exceso de palabras. No hay más Tierra Prometida que la que el hombre puede encontrar en sí mismo».